martes, 22 de septiembre de 2009

Resumen Cerebro y Bioética

Resumen

Texto de María Gudín
Dra. en Medicina y especialista en Neurología.
Cátedra de Ética.
Ateneas.
La bioética es una ciencia que estudia la conducta humana (por lo que, la visión que el investigador tenga del cerebro, influirá en su actitud bioética). Por otro lado la Bioética se considera como la búsqueda del conjunto de exigencias del respeto y promoción de la vida humana y de la persona en el sector biomédico (visión personalista de la Bioética). La persona es un ser racional, que goza de dignidad porque posee libertad y esta dotado de conciencia.
1. Cerebro y persona.
El cerebro es el órgano a través del cual conocemos, queremos y sentimos, además es capaz de modificarse a sí mismo. En este, existen distintas áreas que realizan funciones de la inteligencia como son: lenguaje, cálculo, abstracción, entre otros. Se relaciona con lo afectivo e intelectual, es el órgano efector del sistema motor humano y es imprescindible para pensar y tener afecto por lo exterior, además es la base de los comportamientos conductuales, de la estructura psicológica humana y de la función mental. El estudio del mismo nos ha llevado a alejarnos de los modelos estrictos como el conductismo y psicoanálisis, tomando a la función cerebral como base de la conducta.
En la actualidad se sustenta que los procesos mentales nacen de la actividad neuronal. El ser humano es hábil, capaz de cambiarse a sí mismo gracias a su inteligencia. La ciencia se ha preguntado cómo el ser humano es tan complejo y apasionante, en vez de adentrarnos más en el por qué (cuya explicación es objeto de la filosofía). Sin embargo, la neurología no puede explicar la complejidad del ser humano, ya que cuanto más se sabe del funcionamiento de las personas, más interrogantes aparecen. Pero, el estudio del cerebro humano conduce hacia el “ser persona” (el actuar libre y consciente, por ejemplo), lo que no se tiene muy claro es si el hombre es un ser libre ó es regido por determinismos biológicos.
2. La conciencia desde el punto de vista neurológico apoya la base bioética del término persona.
¿Que es realmente la conciencia?, esto ha sido objeto de estudio de la filosofía.
Del punto de vista del dualismo el cerebro y la mente (la conciencia es una característica de la mente) son realidades separadas, al llevar esta visión al extremo, es difícil de aceptar. El punto de vista del monismo sostiene que la mente es un producto del cerebro.
Si analizamos ambos puntos de vista, ninguno es satisfactorio, más bien podríamos adaptarlo a la realidad y fusionar ambas visiones; la mente y cerebro son una unidad, son distinguibles, pero no hay un punto donde finalice uno y comience el otro. Lo anterior es la postura del realismo filosófico, donde el hombre es una unidad entre cuerpo y espíritu.
La conciencia es la capacidad del ser humano de conocerse a sí y a lo que lo rodea y ser capaz de transformar ambos aspectos, es lo más importante de la función cerebral y aún no se ha podido dilucidar con certeza desde el punto de vista de la ciencia en qué consiste. Pero la filosofía plantea dos respuestas; que la conciencia solo existe al interior del individuo y no separa al mundo exterior de lo que experimentamos internamente. Esta postura más desarrollada afirma que el mundo exterior no existe como realidad autónoma. La segunda respuesta sería la que plantea la filosofía clásica que afirma que si hay un mundo exterior, el ser es consciente cuando se relaciona con él y el cerebro percibe el mundo exterior e interiormente relaciona lo que ocurre.
Consciencia es un término difícilmente definible, su concepto ha sido debatido desde el siglo XVI, por Descartes y el racionalismo. Desde el punto de vista filosófico se sostuvo que conciencia y realidad eran independientes, pero Descartes planteó “pienso, luego existo”, estableciendo que la consciencia se identifica con el exterior, es decir, el mundo exterior lo conocemos a través de nuestra conciencia.
Berkeley, filósofo empirista, plantea que nada existe fuera de nuestra conciencia, sino como una función mental, además, dice que el espíritu humano solo se constituye de ideas formadas de sensaciones y sus compuestos. Este mundo sería ideal y mental, es exterior a nosotros mismos, él cual nadie ha visto porque el hombre no ha logrado salir de su mente. El filósofo menciona un idealismo absoluto, que niega la realidad exterior a la mente, y expone que el ser de las cosas está en ser percibidas. Es una teoría que aclara la manera de entender la conciencia pero difícilmente sostenible ya que implica que si se mira un objeto y el observante se duerme, este objeto dejaría de existir (solo accesible a través de la conciencia).
Aristóteles había planteado que “nada es aprendido o entendido que no haya sido percibido”, es decir, la percepción de la realidad que es externa a la mente es distinta a la realidad en sí misma. La función mental es la capacidad de abstraerse desde el mundo de lo percibido al mundo de lo real.
Concluimos entonces que estar consciente es, el requisito obligatorio para la experiencia humana y el conocimiento se produce en un contexto de la experiencia externa consciente, por otra parte la conciencia no es externa a sí misma, por ende no puede ser observada.
Se deduce, que el cerebro es un órgano que actúa como mediador entre la realidad y la función mental. Mc Kay definió la conciencia como una clase de programa neural que controla la función del cerebro, este concepto parte de una visión monista del cerebro, en la que todo lo que proviene del hombre es cerebral, la cual pasa a ser una respuesta insatisfactoria del cerebro.
El cerebro es un órgano con circuitos de entrada y salida, es decir, no da respuesta de sí mismo, sino a la realidad externa, que sirve para recibir la información, procesarla y convertirla en nuevas ideas, es decir, transformar la realidad exterior.
Penfield, Popper y Eccles atribuyen a la conciencia una cualidad inmaterial, de tipo espiritual. Descubrieron que dos partes del cerebro, zona del diencéfalo y el troco cerebral, producían una pérdida de conciencia del sujeto.
Se concluye que la conciencia procede del funcionamiento correcto de todo el sistema nervioso central y del cuerpo humano, asimismo, al estudiar pacientes epilépticos, se comprobó que aspectos de la función mental como la memoria pueden ir desapareciendo y se produce un oscurecimiento del nivel de conciencia.
En términos científicos podemos definir la conciencia como una experiencia unificada que es medida de continuidad en el tiempo, que presenta una referencia constante a lo “propio”.
Para explicar el fenómeno de la conciencia, se concluye que el hombre además de conexiones cerebrales y de un cuerpo situado en el tiempo y en el espacio, posee una realidad demostrable filosóficamente que se denomina alma, dotada de inteligencia y un carácter personal, que deriva de las conexiones cerebrales, y de la materia que forma el cuerpo y el cerebro. El alma humana es inmaterial ya que es capaz de realizar acciones independientes de la materia como amar, querer, pensar y realizar creaciones artísticas.

3. Voluntad y cerebro.
La voluntad es la facultad intelectual, que actúa en coordinación con la inteligencia. Lo que ha sido objeto de estudio de la filosofía es qué esta antes; si la voluntad o la razón.
Lieber y cols. plantearon que existen potenciales que preceden al movimientoe incluso al deseo de movimiento. Concluyeron que “la iniciación de un acto voluntario puede desencadenarse inconscientemente incluso antes de que exista ninguna percepción subjetiva de que ese acto se va a realizar realmente”. Plantean que la voluntad no existe, ya que todos los mecanismos cerebrales son reflejos.
Las tendencias conductistas niegan la voluntad, los actos voluntarios serían consecuencias de leyes estímulo-respuesta. La existencia de la voluntad no es una experiencia meramente neurológica, sino filosófica y real.
Según el experimento de Lieber, el cerebro inicia un movimiento antes de percibir que desea hacerlo, este mecanismo indica la voluntad como una realidad independiente del conocimiento y por ende es inconsciente, por otro lado, el movimiento puede ser iniciado por estímulos no percibidos, Taylor y McCloskey comprobaron que estos estímulos aparentemente no percibidos producían una respuesta, comprobaron que las imágenes que aparentemente la mente no captaba, incluidas en películas, inducían a comprar determinados productos, mensajes llamados subliminares, donde sse capta más de lo que se percibe.
Hay movimientos voluntario que pueden ser alterados externamente sin que el sujeto lo perciba, aquí se pueden utilizar experimentos con estimulación magnética transcortical, (este fue realizado por Basil-Neto y Cols)., el cual consiste en un campo magnético que al ser aplicado sobre el cráneo lo atraviesa y desencadena una respuesta eléctrica en las neuronas que producen un movimiento involuntario. Estos experimentos no explican que el movimiento sea una respuesta condicionada, sino un mecanismo intracorticoidal que favorece o disminuye una determinada respuesta, por lo que la respuesta voluntaria no es determinada y fija, más bien es condicionada por una serie de factores. Al igual que la inteligencia o los mecanismos de consciencia, es difícil la localización intracerebral de la voluntad, lo que sí se puede afirmar es que cuanto menos automática sea la respuesta, más voluntaria y más propia del ser humano será.

4. El concepto de plasticidad neural como base biológica de libertad en el cerebro humano.
El cerebro es una estructura formada por células vivas llamadas neuronas, estas tienen capacidad de adaptación y cambio, se comunican entre sí por medio de conexiones denominadas sinapsis, estas conexiones dan lugar a la actuación del ser humano y si sufren cambios o lesiones se producen procesos dispares de memoria, aprendizaje y la reparación de funciones, estos cambios son llamados plasticidad neuronal.
Los fenómenos de plasticidad neural nos permiten adaptar nuestra forma de ser, de tal manera que por medio de una educación y tras la repetición de actos, mejoramos el funcionamiento global del cerebro y nuestra personalidad (actitudes y virtudes), además de condicionar y determinar el aprendizaje (por lo que decimos que las neuronas tienen capacidad de cambio).
5. Dignidad personal, cerebro y libertad.
La dignidad humana es propia del “ser persona”, es esencial y connatural al hombre, no depende del exterior, en otras palabras la dignidad apunta a ser un individuo inteligente y libre, si bien el cerebro nos permite un contacto con la realidad y una modificación de la misma, no se relaciona solamente con mecanismos biológicos y si estas características fallan no quiere decir que el hombre dejó de ser persona. La dignidad humana se fundamenta en que el hombre es persona que implica entendimiento y voluntad, autoconciencia de sí y autodeterminación, actuar libre y consciente, es decir, la persona es un ser inteligente con entendimiento racional.
El hombre es el único de las especies animales que es y puede ser inteligente y libre, esto desde el punto de vista biológico. Todo aquel que pueda desarrollar un sistema, aunque esto no ocurra íntegramente, adquiere y desarrolla una dignidad especial. El concepto de persona se plantea en relación a la genética y en base a las cualidades humanas.
Las expresiones dignidad de la persona y derechos humanos, se emplean con una valoración inadecuada de lo que es el ser humano, se niega en la práctica la igualdad de derechos y esto equivale a negar la unidad de ser o naturaleza a los seres humanos no nacidos o nacidos con alteraciones genéticas o enfermos.
El problema filosófico de fondo es que se confunden las cualidades exteriores con la esencia misma del concepto persona. La dignidad no está en ser más o menos inteligente o de tener una capacidad mayor o menor de autodominio, sino, en el hecho de pertenecer a la especie humana, no importando si tiene o no daños en sus capacidades cualquiera sea el caso, por tanto, merece un respeto. Algunas corrientes creen que si la persona presenta fallas en el sistema nervioso el hombre deja de ser hombre, pero no es así, por que, la inteligencia, la consciencia, la voluntad y la salud son valiosas por pertenecer a la especie humana y no al revés.
Cuando la especie humana respete a los seres humanos deformes o defectuosos crece en dignidad, cuando no lo hace se degrada. La especie no puede pasar por encima de los derechos de la persona humana, no se puede reducir al Hombre a lo puramente biológico, porque el ser humano es mucho más.
La dignidad humana tiene una relación muy clara con la libertad. La persona es un sujeto que rige con su pensamiento y su voluntad libre la serie de sus propias transformaciones, es el único ser que puede dirigirse por sí mismo a su propia meta.
La grandeza de la dignidad humana es que cada persona individual y concreta puede determinar el sentido que imprimirá a su propia vida. Todo esto se realiza a través del cerebro, el estudio de éste desde el punto de vista científico y sin perjuicios, conduce a entender la enorme dignidad de un ser que es libre, capaz de modificarse a sí mismo a través de la modificación de complejos mecanismos neurales.

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